El asociacionismo rural se mueve

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Rafael Sánchez

Llevamos ya unos años en los que venimos observando cómo en los pueblos se van gestando iniciativas desde las asociaciones que promueven la mejora de los municipios rurales. El encuentro anual de mujeres rurales, por ejemplo, celebrado este año en Huesca, es muy alentador. En nuestro territorio se está visibilizando a la mujer rural cada vez más y mejor, y se van dejando atrás viejos tópicos que entorpecen líneas estratégicas de mejora de los pueblos. La participación activa de las mujeres en las asociaciones rurales y el trabajo enorme y productivo que vienen desempeñando es una evidencia contrastada. También es bueno ver cómo se promueve la conquista de derechos y se trabaja por la dinamización y el desarrollo rural, como es el caso del Colectivo Social Valdejalón, que el próximo día 21 de octubre organiza una sesión para asociaciones de diversas comarcas en el municipio de Sabiñán, con el objeto de estudiar el tejido social y su misión en el desarrollo rural.

En general, podemos decir que el asociacionismo rural se mueve. Los organismos internacionales y los diversos gobiernos de las naciones europeas vienen considerando el desarrollo rural como un plan especialmente necesitado de atención; es verdad que este hecho ha contribuido al estímulo de iniciativas asociativas que propician acciones de diálogo, participación y solución de los problemas que afectan hoy a nuestro medio rural, y también debemos reconocer que las administraciones más cercanas al ciudadano, como los ayuntamientos, las comarcas y las diputaciones provinciales están siendo especialmente sensibles al papel que juegan las asociaciones rurales en sus territorios.

Los ayuntamientos, comarcas y diputaciones deben colaborar de manera reflexiva con las asociaciones

Esta conjunción de aspectos positivos que acabo de expresar en relación con las asociaciones no nos puede llevar al conformismo, pues todavía existen algunos desafíos a los que debemos hacer frente. El despoblamiento rural es el problema más acuciante por ser el más visible, sin embargo, la pregunta a la que debemos dar respuesta es por qué los municipios rurales pierden población de manera sangrante o, por ejemplo, qué futuro tienen la mayoría de los municipios de la provincia de Zaragoza, teniendo en cuenta que de los 295 que tiene en total, 197 de ellos están por debajo de 500 habitantes.

No vamos a entrar en una exposición pormenorizada de datos y cifras, lo único que cabe expresar en este artículo es lo que todos ya sabemos: tenemos un fuerte declive demográfico, un alto nivel de envejecimiento, un sector agrario en el que las explotaciones familiares agrarias van disminuyendo y sustituyéndose por grandes fincas en manos de fondos de inversión, una dependencia de la Política Agraria Común, una agresión continua al medio ambiente, una deficiencia de servicios de primer orden como la educación, la sanidad, el transporte público o la cultura, falta de población joven, inmigración con dificultades para la integración, necesidad de formación para cubrir puestos de trabajo de carácter rural y un largo etcétera.

Ante este panorama, las asociaciones rurales, lo que se da en llamar la sociedad civil organizada, tiene un gran papel que desempeñar, pero todavía hay muchos flecos pendientes. Simplificando mucho, podría resumirse en dos problemas: los que son imputables a las propias asociaciones, donde todavía falta que se consolide la democracia interna y con ella el diálogo, la participación activa de los asociados y el compromiso firme para implicarse en tantos asuntos en los que hay que trabajar; y los problemas imputables a factores externos a las asociaciones, es decir a la desconfianza y cautela de ciertos partidos políticos que no ven con buenos ojos la movilización del tejido social rural, que tienen miedo de que la sociedad civil organizada ejerza una influencia en detrimento del poder que ejercen dichos políticos en sus respectivas instituciones públicas.

Hay una pregunta típica que siempre se hacen, desconfiados, aquellos líderes políticos que gobiernan, refiriéndose a las iniciativas asociativas: ¿Quiénes son estos y qué es lo que querrán? Creo que el tejido social en los medios rurales tiene una misión importante, que no debe ser secuestrada por las administraciones públicas, sino que éstas deben cooperar en el libre y democrático proceso de participación a la que tienen derecho. Es más, creo que, en los pueblos rurales, en la medida en que los ayuntamientos, las comarcas y las diputaciones provinciales cooperen de manera reflexiva y dialogante con las asociaciones, se conseguirán más y mejores logros, en beneficio de los pueblos, que lamentablemente ya muchos de ellos agonizan.

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