Fernando Allué, antiguo alumno de la EFA El Salto ha recibido el Premio al Agricultor Destacado con el que la Alianza Agroalimentaria Aragonesa reconoce su trayectoria
La Alianza Agroalimentaria Aragonesa reconocía hace unas días en su jornada ‘Verde que te quiero verde’ la trayectoria de más de cuatro décadas del oscense Fernando Allué, un agricultor que afirma que «lo único que he hecho ha sido pasármelo bien en mi trabajo, eso sí, siempre aprendiendo e innovando».
Y es que Fernando Allué siempre se sintió atraído por el campo y por la agricultura. Así que con 14 años se formó en la EFA El Salto de Zuera y a los 18 años se incorporó profesionalmente a la explotación familiar hasta que, tras la jubilación de la generación que le precedió, se quedó al frente de las tierras.
De hecho, hace ya tres décadas, Allué decidió lanzarse a cultivar garbanzos gracias a un amigo sevillano, José Ramón Pérez, que le convenció para plantar esta legumbre. «Resulta que el cultivo funcionó y de pronto me vi con 4.000 kilos de garbanzos con los que no sabía que hacer así que me decidí a optar a un plan Leader y con esa ayuda monté una pequeña envasadora en una antigua nave», recuerda. Así surgió Legumbres de la Hoya, marca bajo la que comercializa sus garbanzos.
Fernando Allué se muestra defensor de los avances tecnológicos en el sector del campo. «La digitalización, los sistemas de GPS, los satélites… nos han hecho más competitivos, pero no acaban de servir para las 165 hectáreas que manejo yo. Para que estas tecnologías, que valen mucho dinero, sean rentables de verdad habría que tener 500 hectáreas», asevera.
LEGUMBRES DE LA HOYA ES LA MARCA CON LA QUE VENDE SUS GARBANZOS
HA CONVERTIDO EN ECOLÓGICA SU PRODUCCIÓN DE ALMENDROS
No obstante, y aunque este agricultor oscense se ve cerca de la jubilación, continúa innovando. Hace unos tres años decidió aprovechar la puesta en marcha del grupo de cooperación ‘CoopGreen’ para convertir su producción de almendro a cultivo ecológico. «Es un manejo que requiere mucho trabajo y mucho aprendizaje. Se pasa de echar los abonos y los herbicidas casi por inercia a tener que buscar otras alternativas que produzcan los mismos efectos», señala. Pese a esto, a juicio de Allué el cultivo ecológico es «hacia donde va a ir la agricultura». Además, «supone una gran reducción de costes», matiza el agricultor.
Si cuando más feliz es Fernando Allué es cuando está en el campo, este agricultor vitalista y positivo reconoce también que su labor tiene una cara algo más amarga: la económica. «Lo que menos me gusta es darme cuenta de que después de tanto trabajo, el problema es económico. Económicamente no compensa todo el esfuerzo que hay que hacer para prosperar y salir adelante» afirma.
Vitalidad y sentido positivo
También se muestra muy duro con la Administración de la que considera que trata a los agricultores y ganaderos «como delincuentes». «Yo no hago nada que no me dejan hacer y, en cierto modo, nos han coartado la libertad ya que en mi casa me gustaría poder hacer lo que quiera siempre, claro está, que no perjudique a nadie», asegura. Asimismo, critica que «nos legisle alguien que no ha pisado el campo ni un día de su vida».
Aún con estas dificultades, Allué sigue transmitiendo vitalidad y sentido positivo al desarrollar una labor que para él «no es un trabajo» ya que lo «único» que ha hecho a Jo largo de más de cuatro décadas «ha sido divertirme mucho», como afirmaba al recibir el reconocimiento de la Alianza Agroalimentaria Aragonesa.
Aunque siente que «el campo ha perdido parte de su romanticismo», este agricultor oscense seguirá dedicando más de 2.500 horas al año a sus cultivos en la Hoya de Huesca y no va a dejar de «ir a la escuela» aunque su nieto, sorprendido, le pregunte: «¿A tu edad?».