EL SECTOR AGROPECUARIO del Alto Aragón se sentó el pasado sábado entre ternasco y entrecot para debatir su futuro. Concretamente, un total de 32 antiguos alumnos y cuatro profesores de la Escuela Familiar Agraria (EFA) El Poblado compartieron una comida en el restaurante 3 Caminos en el municipio de El Grado tras “más de 20 años sin verse”, destacaron. Importantes ganaderos y agricultores, sostén del campo de la provincia, analizaron las principales problemáticas que asolan a sus profesionales, preocupados por la reforma de la PAC y la incertidumbre que suscitan los mercados.
“Nos preocupa la intranquilidad que existe debido al aumento de costes. Esto dificulta la producción y acelera la incertidumbre en los mercados, ya que se desconoce hacia donde pueden ir”, valoró Ramón Solanilla, acompañado, entre otros, de José Manuel Laplana (Fuendecampo) y Sebastián Delgado (Fonz), promotores del encuentro, Antonio Salas (Somontano) propietario de la bodega Casa Mateo, Jordi Florensa (Fraga) fruticultor o Mariano Serena, Gonzalo Mañú, Pablo Sanz y José Antonio Broto, docentes del centro.
El ganadero de Laspuña estableció su explotación de 90 vacas nodrizas en la comarca del Sobrarbe y, a pesar de las dificultades, intenta con ahínco sacarla adelante. “La conclusión que sacamos es que el sector de la ganadería extensiva es el más afectado. Somos los que más inseguridad padecemos, los que menos rentabilidad económica obtenemos y menor apoyo de las administraciones”, sostiene el altoaragonés.
Solanilla remarca que ha sido un año “complicado”, marcado por la sequía debido a la cual se ha recogido “muy poco pasto”. Mientras los animales estén en el puerto, quizás no se note tanto el impacto de la subida de precios y la falta de alimentos, “pero el problema llegará en invierno”, incide. “Cuando estabulemos animales, aumente exponencialmente la dota de alimento y veamos la comida que tenemos almacenada, habrá que comprar piensos compuestos, que se han encarecido, sufriendo el riesgo de que no haya suficiente alimento”, advierte.
Por ello, el ganadero demanda “apoyo real” por parte del Gobierno de Aragón ante las dudas y cambios que presenta la reforma de la nueva PAC. Las explotaciones suman una “avalancha” de notificaciones, inspecciones y burocracia a diario, que están castigando mucho al sector. Los ganaderos subrayan que el primer pilar de la PAC se sostiene sobre los organismos europeos, pero el segundo entra dentro de la jurisdicción del Gobierno de Aragón.
“Esto influye en el presupuesto al desarrollo rural, que es el que realmente ayuda al sector. Necesitamos que cumplan el presupuesto, paguen un tributo potente y hagan una política agraria real de apoyo a las explotaciones ganaderas”, avanzó Solanilla.
La mesa compartió carne, “como no podía ser de otra forma”, valoraron, además de recuerdos y experiencias a lo largo de estos años. El grupo goza de buena salud, y ya tienen ganas de reunirse de nuevo. “La intención es repetirla otro año e incluso el grupo que tenemos aumentarlo para que vengan más ex-alumnos”, concluyó Solanilla.