La Navidad es un tiempo propicio para parar, compartir y cuidar las relaciones personales que sostienen cualquier proyecto educativo. Con este espíritu, los profesores de las EFAs de Aragón celebraron recientemente una comida navideña en el centro EFA El Salto, un encuentro sencillo y cercano que permitió reforzar la convivencia y el sentimiento de pertenencia a un proyecto común.
La comida reunió a docentes de los distintos centros que forman parte de EFAs Aragón, ofreciendo una ocasión distendida para el reencuentro personal y el intercambio de impresiones sobre el trabajo desarrollado a lo largo del año. Más allá del carácter festivo, el encuentro sirvió para fortalecer los vínculos humanos que hacen posible una educación de calidad, especialmente en el ámbito de la educación rural y la formación agraria.
El centro EFA El Salto acogió el encuentro en un ambiente marcado por la cercanía y la cordialidad. Conversaciones pausadas, risas compartidas y un clima de confianza reflejaron el estilo propio de las EFAs: una forma de entender la educación basada en las personas, en el trabajo en equipo y en la colaboración entre centros. Este tipo de espacios informales favorecen el conocimiento mutuo y ayudan a consolidar relaciones profesionales sólidas, que luego repercuten positivamente en el día a día de las aulas.
Durante la comida también hubo tiempo para mirar al futuro y compartir retos comunes. La formación agraria y la educación rural afrontan desafíos importantes, y contar con un profesorado cohesionado, motivado y alineado con el proyecto educativo resulta clave. Estos encuentros permiten renovar la ilusión, reconocer el esfuerzo realizado y reforzar el compromiso con una enseñanza orientada al desarrollo integral del alumnado y al servicio del entorno rural.
La comida navideña fue, en definitiva, una expresión sencilla pero significativa de los valores que definen a las EFAs de Aragón: comunidad, colaboración y vocación educativa. Iniciativas como esta recuerdan que el proyecto educativo no se construye solo en los espacios formales de trabajo, sino también en los momentos de convivencia que fortalecen a las personas y consolidan una identidad compartida. Un cierre de año marcado por la gratitud y la confianza en el camino que queda por recorrer juntos.
