La DGA ha abierto un procedimiento para retirar las ayudas a cuatro centros
Copiamos aquí un artículo publicado en Heraldo de Aragón el 30 de diciembre de 2001, p. 13.
BEATRIZ VIDAL
ZARAGOZA. Las Escuelas Familiares Agrarias (EFA) de Zaragoza ven cercana su desaparición si la DGA suspende los conciertos educativos gracias a los cuales pueden realizar sus actividades. No obstante, sus responsables están dispuestos a hacer lo que sea para que la medida no se lleve a cabo.
La historia se repite. Tal como sucediera con la EFA «El Castillejo» de Calamocha (Teruel) hace dos años y con la de «El Poblado» de El Grado (Huesca) en mayo pasado, la DGA remitió a mediados de este mes unas cartas a los centros de Pinseque, Ejea, Zuera, y Épila en las que se anuncia el inicio del procedimiento de declaración de «aula vacía» y, consecuentemente, la extinción del concierto educativo.
El Departamento de Educación alega que, aunque las unidades subvencionadas funcionan, el bajo número de alumnos matriculados justifica la apertura del procedimiento.
No piensan de la misma forma los responsables de las EFA, que van a presentar sus alegaciones ante la DGA y están dispuestos a acudir a los tribunales para solucionar el conflicto.
El secretario general de la Federación de Centros de Promoción Rural-EFA de Aragón, Cosme Arrabal, dice que en las escuelas ahora «amenazadas» se cumple con la ratio establecida por Educación para los centros de Formación Profesional -número mínimo de 15 alumnos por aula en el medio urbano y de 10 en el rural-.
Un total de 87 alumnos y 15 profesores se verían afectados por el cierre de estos cuatro centros. «Ahora van por las escuelas de Zaragoza», aseguró Arrabal, tras recordar que la de Calamocha tuvo que ser cerrada y la de El Grado perdió dos de los cuatro conciertos de los que disponía.
El dinero aportado por la DGA -unos ocho millones anuales por concierto- se destina al pago del profesorado y a las necesidades de funcionamiento de las aulas.
Según los responsables de las escuelas, los alumnos pertenecen a familias de agricultores que no podrían pagar el coste total de la educación en estos centros privados, por lo que si se suprimen las ayudas, las escuelas no pueden funcionar.
Tres décadas
Arrabal defendió la gestión de estos centros, nacidos hace 30 años en Aragón, y aseguró que ayudan a que los jóvenes se queden en el campo para que la despoblación rural deje de crecer. Asimismo, añadió que de los 5.000 alumnos que han pasado por las EFA aragonesas, un 92 por ciento se ha quedado en el medio rural y un 40 por ciento participa activamente en organizaciones sociales como cooperativas y sindicatos.
El día 9 de enero concluye el plazo para la presentación de alegaciones. Tras cumplir con este requisito y si no reciben respuesta, los responsables de las EFA aseguran que iniciarán una campaña de movilizaciones populares, ya que dicen contar con el apoyo de los padres y de los Ayuntamientos de las localidades en las que están ubicadas las escuelas.
Las Escuelas Familiares Agrarias (EFA) nacieron en Francia en 1935. Con ellas surgió un nuevo método pedagógico, el de «la alternancia educativa», que combina la enseñanza en la escuela y el trabajo en las explotaciones familiares.
Esta experiencia se trasladó a España en los años sesenta y actualmente existen 36 centros de estas características en el país.